La mayoría de la población asocia el empleo de prótesis con el desgaste de las articulaciones generado por el envejecimiento, pero una fractura también puede derivar en un reemplazo articular por prótesis.
Con cierta frecuencia, tras una fractura se acaba produciendo una artrosis en la articulación. Se trata de la llamada artrosis secundaria, que se diferencia de la primaria en que tiene un desencadenante definido, que en este caso sería la factura. El proceso es lento y suelen pasar años, sin embargo, los resultados son similares: el desgaste y destrucción del hueso y del cartílago articular que provoca dolor, rigidez y deformidad y puede hacer necesario recurrir a la implantación de una prótesis.
La importancia del tratamiento inicial
Cuanto mejor tratada esté primariamente la fractura, menor riesgo hay de que genere en una artrosis, pero con el paso del tiempo toda fractura articular puede concluir en ella, aunque haya sido perfectamente tratada.
Es muy importante que la reconstrucción de la fractura sea lo más anatómicamente perfecta posible. Para la reducción y estabilización de la fractura en quirófano utilizan aparatos de radiología y, en ocasiones, asistencia artroscópica.
Caso clínico de artrosis secundaria de tobillo
En el caso de la artrosis de tobillo, patología mucho menos frecuente que la de rodilla o de cadera, habitualmente aparece vinculada al desarrollo de una artrosis postraumática derivada de una fractura previa, ya sea de la propia articulación del tobillo o de la pierna.
Es lo que ha ocurrido en el caso clínico que presentamos. Se trata de un paciente con artrosis secundaria de tobillo desencadenada por una antigua fractura de tibia. La fractura original, producida hace 25 años, provocó una alteración del eje de la pierna. Esto se tradujo en la mala movilidad de la articulación del tobillo, que conecta la tibia con el astrágalo, y, con el paso de los años, el desgaste producido ha acabado degenerando en un caso de artrosis.
Tratamiento con prótesis de tobillo
Cuando el dolor y la dificultad para caminar ocasionados por esta enfermedad comienzan a resultar limitantes para la vida del paciente, es el momento en que optaríamos por realizar una artroplastia o cirugía de reemplazo articular por una prótesis para su corrección. Frente a la artrodesis o fijación de la articulación del tobillo, con la prótesis se logra reducir el dolor del paciente y conservar la movilidad de la articulación del tobillo, mejorando así la calidad de vida del paciente.
Existe así mismo la posibilidad de optar entre una prótesis estándar y una prótesis de tobillo personalizada, con la que obtendremos una mejor adaptación a la articulación, reduciendo el tiempo de intervención, acelerando la recuperación y minimizando las complicaciones.