Una lesión frecuente en pacientes de entre 40 y 50 años es la tendinitis calcificante del manguito rotador, un problema que es más común en mujeres que en hombres y que puede provocar grandes dolores nocturnos. Os contamos qué es, cuáles son sus síntomas y las diferentes opciones de tratamiento.
En Surbone tratamos muy a menudo diferentes lesiones tendinosas. Concretamente la protagonista de nuestro artículo tiene que ver con una inflamación mantenida que ha derivado en la formación de depósitos de calcio en el manguito rotador. Una estructura vital para el movimiento del hombro que está conformada por los tendones de cuatro músculos: supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular. Generalmente el más afectado en estos casos suele ser el supraespinoso del hombro dominante.
¿Qué puede causar esta lesión?
No hay una causa clara que la desencadene. No tiene relación con las actividades laborales ni deportivas. La sufre frecuentemente gente sana sin antecedentes de enfermedades ni de calcificaciones en otras articulaciones.
Se diagnostica mediante una radiografía simple y por lo general se soluciona con un tratamiento conservador, aunque puede necesitar cirugía.
Síntomas
Los y las pacientes que padecen esta lesión pueden pasar por diferentes fases. Así, hay períodos asintomáticos, sobre todo cuando se están formando las calcificaciones, y otros con dolores muy agudos, que es posible que se inicien de manera repentina y que pueden suceder cuando se están reabsorbiendo los depósitos de calcio.
Algunos pacientes experimentan un dolor nocturno, muy intenso que llega a ser incapacitante y que puede limitar el arco de movimiento del hombro. En ocasiones el dolor no solo es en el hombro, sino que se irradia al codo y antebrazo, e incluso a la columna cervical.
Uno de los movimientos que más cuesta a los y las que la padecen es el de abducción o separación del brazo del cuerpo y una complicación de esta lesión puede ser un problema de rigidez.
Tratamiento
Al margen del tratamiento de la patología del manguito rotador, se utilizan antiinflamatorios, fisioterapia, infiltraciones con corticoides, etcétera.
Además, están indicadas las ondas de choque para fragmentar la calcificación y facilitar la reabsorción.
Cuando han fracasado todas las opciones anteriores será necesaria una intervención artroscópica. Se trata de una cirugía mínimamente invasiva en la que se realizan mínimas incisiones, a través de las que se introduce una cámara (artroscopio), y el instrumental necesario para eliminar las calcificaciones.
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